El Jueves Santo en la calle Marín a la espera del paso de la Cofradía del Silencio para cantar unas saetas desde los balcones del Restaurante La Encina, los cantaores entre familiares y amigos se concentran. En unos minutos estarán solos ante el paso y el silencio.
La emoción se presiente mientras se calienta la voz. Es el momento de las confidencias.